Un acercamiento a la historia del conflicto Palestino - Israelí.

Enfrentados en la Región

Enfrentados en la Región

Anexos y análisis

El conflicto Árabe-Israelí - otros orígenes.

Traducción: Manuela Navarro Marín
Fuente: Explaining International Relations since 1945 por Ngaire Woods. 1996. Oxford

Medio Oriente presenta circunstancias particulares e identificadas en 3 factores importantes de los cuales surgen las guerras de la región:
1. Conflicto Árabe - Israelí
2. Conflicto entre las mismas relaciones de los países árabes.
3. La participación de grandes fuerzas (como Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos y la Unión Soviética).

Estas grandes fuerzas, de el 3er factor, han dominado las políticas internacionales de la región de Medio Oriente y luego de la segunda guerra mundial han emprendido acciones y políticas que son también causa fundamental de las guerras de la región.

Los orígenes de de la parte fuerte del conflicto a finales del siglo XIX, cuando el movimiento de los zionistas concibieron la idea de constituir un Estado Israelí y construirlo en Palestina, todo esto en contra de los israelíes islamitas y dio pie a un encuentro entre 2 movimientos nacionales por la posesión de Palestina. 

Los árabes vecino, se unieron más tarde en los al rededores de la época de la distinción del Estado de Israel y se expandió el conflicto, viendo uno de los principales altercados iniciales en la llamada guerra de los 6 días en 1967.

Análisis
Cuando la información llega a nuestros oídos latinoamericanos, por así decirlo, el conflicto de Medio Oriente puede verse como una gran masa de eventos sin raíz y que no va para ninguna parte, pero cuando se estudian las decenas de causas posibles una a una, la visión es completamente diferente.

Pocas veces se aclara que el conflicto árabe tiene raíz en el particular conflicto de Palestina, y es que la región del norte de Africa y de el cercano oriente tiene la mayor concentración y es el epicentro, por así decirlo de la región musulmana en el mundo, lo que demuestra las magnitudes del poder judío para enfrentarse con esta población. 

Si se analizan las principales causas, podemos entender que la ideología religiosa y los principios del mito fundador de Noé, pudieron diciparse y opacarse por varios siglos, hasta que los Zionistas lanzaron el conflicto detonante al reclamar algo que ya no era suyo pero que reclamaban por sus orígenes, tarde en la historia.

No hay que ignorar la fuerza de la intervención de las potencias en un altercado que no es suyo, aunque bien, hubo muchas colonias de estos países por África y Asia. Pero esta influencia es lo suficientemente fuerte para generar caos y fortalecer el bando de Israel.



El enemigo de Israel 

Sacado de: “ISRAEL PALESTINA PAZ O GUERRA SANTA” por Mario Vargas Llosa 

Mientras el conflicto palestino- israelí siga abierto, con su periódica ración de asesinatos, acciones terroristas, incursiones armadas y operaciones de represalias por parte de uno y otro bando, la crisis seguirá, dado que se ha abierto entre un sector importante del mundo islámico, los Estados Unidos y Europa Occidental seguirá agravándose y provocando violencias incalculables consecuencias para el futuro de la humanidad.

Hasta los acuerdos de Oslo en 1993 entre Arafat y Rabin, la responsabilidad mayor por la falta progresos incumbía a la OPL (Organización para la Liberación de Palestina) estos acuerdos, significaron un extraordinario progreso en la dirección de la sensatez, es decir, de una solución pacífica y largo alcance del pacifico y marcaron la existencia, en ambos bandos, de sectores moderados y pragmáticos, estos acuerdos significaron un extraordinario progreso en la dirección de la sensatez, es decir, de una solución pacífica y de largo alcance del conflicto, y mostraron la existencia, en ambos bandos, de sectores moderados y pragmáticos, respaldados por la mayoría de sus sociedades, que podían entenderse y contener a sus respectivos extremistas partidarios de un maximalismo apocalíptico.

 El ciclo pesimista

El conflicto palestino-israelí es tan simple como complejo, es decir, a pesar de que tiene muy pocas razones y bandos, cada uno de ellos está lleno de nudos, factores, encuentros y otros aspectos varios que hacen que este se alargue y perdure por un buen tiempo en la historia, y esta complejidad tiene una parte tan bélica y desesperanzadora que ver hacia el futuro del conflicto no deja más que pesimismo.

Desde hace unas semanas, el mundo ha observado aterrado cómo militantes islámicos han decapitado a varios presos de guerra ante las cámaras, además de que los medios publican la noticia de que están enseñando a niños palestinos a decapitar con muñecos. Esto es solo una pequeña parte de una larga lista de hechos de lesa humanidad que hacen ver que los islamitas lo dan todo por lo que están luchando, que esperan no ser más sometidos ante la desigualdad y la injusticia de no tener un territorio propio.

Pues bien, esto no justifica el terrorismo y los ataques bélicos, pero hay que tener en cuenta y para resaltar que estamos hablando de musulmanes que tienen una visión completamente diferente a la occidental que está llena de católicos y protestantes pacíficos, en cambio en el Islam el machismo hace que prepondere la fuerza y la fé hace que acaben con cuantas vidas sean necesarias, pues una de las bases del Islam es pretender expandirse hasta abarcar, de ser posible, toda la población de la Tierra, eliminando a su paso a quien no esté de acuerdo con sus principios y propósitos. 

Por otro lado, hay ciertas cosas que aun no han ocurrido: el muro de los lamentos y las principales mezquitas siguen en pie presenciando todo tipo de actos bandálicos y los Israelíes aún no se han apoderado de la Franja de Gaza y de Cisjordania por completo, todas son bases fuertes y radicalmente representativas de ambos bandos, que demuestran que aún están fuertes y en pie de lucha.

Es un ciclo donde los pequeños van a aprender a defenderse y a atacar sin premeditar a sus adversarios, donde los ancianos añoran el hogar que un día tuvieron y adultos que lo sacrifican todo por una intención que se evapora mientras van cediendo más metros de territorio que casi no les pertenece y que para cruzar necesitan permisos del gobierno.

Siguen avanzando las generaciones y hasta que no aparezca una porción idéntica a Israel en algún lado por milagro de Alá, no cesarán (o al menos un poco) los enfrentamientos constantes cuya situación cambia de esquina a esquina. O quién sabe, nunca nadie está satisfecho y los Israelíes lo creerán suyo por derecho si en ese mundo hipotético o en este en algún momento declaran un Estado Palestino, pero claro, si Estados Unidos da el  permiso.

Manuela Navarro Marín


El conflicto seguirá 

Después de realizar la investigación sobre el conflicto palestino e israelí, me atrevo a decir que esta guerra nunca tendrá fin, basándome en el documental promesas, es evidente que los niños están creciendo con ideologías y venganza hacia los demás bandos, el hecho de que ellos sientan que sus ancestros y familiares le fueron vulnerados los derechos y son violentados constantemente, estos sienten que deben hacer justicia por sus propias manos.

Dentro de este conflicto, se evidencia que hay tres ejes fundamentales en los cuales giran entorno dichas disputas, estos son la religión, militar y político, lo cual influye de manera constante en el que el conflicto nunca acabe. El hecho de que Estados Unidos como potencia mundial, tome parte de uno de los dos bandos del conflicto en este caso Israel tiene mejor ayuda armamentista y apoyo de otros estados pero por el contario los palestinos no tienen ayuda de muchos estados, por lo cual solo responden a los ataques con piedras, desde mi punto ningún país debe intervenir en estos problemas para que las condiciones sean igualitarias y vean la necesidad de acabar el conflicto.

Además considero que deberían firmas un tratado de paz donde se basen en el modelo Harward, donde ambos países logren obtener sus intereses por partes iguales y dejen a un lado el mal rato que pasaron por el conflicto, no debemos olvidar que este ha dejado miles de personas inocentes muertas.

Juliana Vanegas Présiga.

Lo justo y lo injusto

Hablar del conflicto Palestino - Israelí, es incurrir en una desigualdad territorial, social y religioso; teniendo como resultado dos posiciones antagónicas divididas y totalmente opuestas, que aunque han tratado de llegar a lo que se dice "acuerdos de paz" es totalmente inviable llegar a un de ellos, puesto que cada uno pelea por sus intereses territoriales y religiosos, buscando siempre el bienestar propio, sin importar los intereses ajenos.

Esta guerra se extiende y está en constante prolongación, dado que ya se está adoptando como una cultura el "odiar al enemigo", y hablo de cultura porque es algo que se está inculcando a los menores, para que ellos crezcan sintiendo y pensando lo mismo del otro. Generando con estos mundos independientes y alargando la crisis, obligándolos de una u otra manera el que tomen partido de la situación.

En medio de toda esta presión, resulta complicado alivianar el conflicto sobre los territorios Israelí y Palestinos; sin embargo este hecho es el que genera pensamientos irracionales, pérdida de la razón, y son estos actos los que producen la violencia, el odio y llegar al terrorismo, amenazas y muertes.

Este conflicto es entonces un choque entre lo justo y lo injusto, tratando de salir adelante y de fortalecer la palabra respeto, cuando en realidad lo que se demuestra son las alianzas que mejor se puedan hacer para fortalecerse y poder atacar al otro de la mejor manera, pero dejándolo como mínima cosa, (es toda una injusticia social).

Cabe resaltar, que todo esto esta avalado por las naciones unidas, ya que la lucha armada es aprobada por la misma. Es una resistencia armada que ha sido considerada en gran parte por el derecho que tienen los Palestinos, por la actitud que tiene Israel, quienes los atacan sin importar el individuo expuesto.

Luego de esta posición sobre resistencia, se podría adentrar sobre las consecuencias de los actos de terror palestino, que generan protestas de civiles, protestas que pueden o no ser violentas y siempre teniendo en cuenta el principio de proporcionalidad, que recae sobre las acciones armadas de los grupos de resistencia contra los objetivos militares. Dentro de este caso se destaca el grupo mas simbólico, pero no el único movimiento de resistencia, Hamas.

Carolina Echeverri Jaramillo


Neo-holocausto: la historia se repite.

Israel: de víctima a victimario

Uno de los hechos más importantes de la historia de la humanidad fue aquel que marcó una de las confrontaciones bélicas más grandes de todos los tiempos. Este conflicto halla su origen y sustentación en la creencia de unos seres superiores, y que tenían la autoridad, para, según las palabras del teórico Karl Haushofer, propender por su espacio vital.

Una lectura rápida de este contexto haría creer que se habla del Holocausto, sucedido durante la segunda guerra mundial, en el que evidentemente las convicciones de superioridad del pueblo alemán, bajo las ordenes de su entonces líder político Adolf Hitler, los llevaron toda una estratégica bélica y expansionista, que terminó por convertirse en el asesinato de más de seis millones de hombres, mujeres y niños.

Sin embargo, no es precisamente a ese hecho, al que se le hace antesala, no, es uno más antiguo pero más actual a la vez, más diplomático pero más violento a la vez, un conflicto igual pero más contradictorio a la vez. Y es que, guardando las proporciones, no sería descabellado pensar que hoy por hoy, el mundo sigue siendo testigo de un holocausto interminable; de una historia milenaria en la que la superioridad de una pueblo, la pureza de su sangre por ser descendientes de un ser casi supremo, dueño y señor de las tierras, los ha llevado a prolongar, sin fecha de caducidad, este conflicto cruel y sanguinario.

Los judíos, las principales víctimas de Hitler, el pueblo que luchó incansablemente por el reconocimiento de su Estado; ese pueblo, es el que ahora afirma su superioridad ante Palestina, Nación sin Estado, que ha recurrido los métodos más terroristas para intentar ganar un pedazo de tierra y una mínima aceptación internacional.

Este es el neo-holocausto, un holocausto moderno, que inició en años ancestrales, que por cuestiones de religión, política y militares, no pudo hallar solución y que por cuestiones de cultura y tradición sigue creciendo y arraigándose en los corazones, incluso, de las generaciones más nuevas.

La historia de Sam Essa y Shamir Massana será una historia de nunca acabar. La semilla del odio que se ha venido sembrando a lo largo de todos estos años de guerra, seguirá esparciendo sus frutos a lo largo y ancho de la historia, superando incluso las mismas fronteras geográficas.

Plantear posibles alternativas para hallar solución a este inacabable conflicto, significaría atropellar el sistema de creencias que desde tiempos inmemorables se ha fortalecido en los corazones de ambos; esto en tanto sus objetivos nos directamente opuesto y excluyentes. La Búsqueda de reconocimiento que tiene el pueblo palestino, no entra en acurdo con la arraigada creencia del pueblo israelí de ser legítimo tenedor y poseedor de las tierras en disputa.

Mientras fuerzas externas y altamente poderosas económica y militarmente hablando, sigan tomando partidos de este conflicto, más serán las víctimas e infortunadamente, como en toda guerra, serán más las bajas de inocentes las grandes protagonistas.

 No resulta fácil comprender, desde los valores de occidente, como un tema de religiones, heredades, creencias y culturas, puede poner el vilo la paz toda un región, máxime cuando uno de los protagonistas ha pasado de ser víctima a victimario. Pero es exactamente ahí en donde es imprescindible no perder de vista, las enormes diferencias que nos separan de oriente, como las concepciones del tiempo, la vida, y la vida después de la muerte.

 Sam y Shamir, seguirán viendo a sus pueblos enfrentarse. A palestinos seguir clamando por su Estado Árabe Independiente, y a Israelitas seguir procurando la continuación de su dominio y soberanía sobre las tierras que en tiempos de Sem, Cam y Jafet fueron repartidas.

Andrea Sierra Cadavid



Fuentes